URIBADAS

Por Manuel
La siguiente situación ocurrió en un salón cualquiera de un colegio cualquiera, en un lugar cualquiera de Colombia. Juanito se dirige a la profesora a informarle que su esfero favorito se extravió y que está seguro que quien lo tomó fue Alvarito. Antes de que la profesora responda, emita algún juicio o tome alguna decisión, Alvarito se pone de pie y con firmeza dice: ‘Profe él fue quien escondió la maleta de Laurita hace tres semanas, ¿se acuerda que nunca encontraron al culpable? Pues fue él.’

De esta escena se pueden concluir dos cosas: Juanito se convirtió en sospechoso de la pérdida de la maleta de Laurita y Alvarito hizo más fuertes las sospechas sobre su implicación en la pérdida del esfero favorito de Juanito pues no tuvo ningún argumento para rebatir la acusación, mas que una agresión contra el que lo acusó.

La profesora en su sabiduría de docente decidió pedirle a Alvarito que le mostrara el contenido de su maleta y efectivamente se encontró el esfero favorito de Juanito. Respecto al episodio de la pérdida de la maleta de Laurita, mantuvo un silencio cómplice pues ella también estaba de acuerdo con que le dieran una pequeña lección a la niña más presumida de la clase.

No tengo ni idea si Alvarito, el de la historia, es el mismo Alvarito de la casa de Naríño pero la reacción enérgica y la acusación como único mecanismo para defenderse me dejan mis sospechas.
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En la novela ‘El olvido que seremos’, Héctor Abad Faciolince cuenta como Alvaro (este sí es el de la casa de Nariño) cortejaba a una de sus hermanas, en sus años mozos, en Medellín. Cuenta Abad que ante el rechazo de la cortejada, Alvarito, mal perdedor, decidió bautizar a una yegua de la hacienda de su padre, con el nombre de la otrora mujer de sus sueños y, devotamente, se presentaba ante ella a mostrarle sus calificaciones para que se diera cuenta del hombre que se estaba perdiendo.

Después de esto no he podido dejar de imaginarme mascotas en los corredores de Palacio. Un perro gruñón con todo mundo, absolutamente cariñoso con Alvaro pero que cada vez que puede se mete a la alacena y se roba los víveres que se compran con dinero del erario, ‘Londoñito’; y por supuesto un gato sin oficio, ‘Pachito’, y un oso perezoso que consiguieron en el Valle del Cauca y a veces aparece en las oficinas del ministerio del interior. Imagino que en la finca de Antioquia tiene un caballo al que obliga a comer papeles con los resultados de las encuestas de Gallup y en el que galopa cada vez que puede y aprovecha para darle espolazos sutiles, imagino que el nombre del rocín es ‘Petro’.
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Cuando se escucharon unas declaraciones del presidente de la FIFA sobre la poca seriedad de las aspiraciones de Colombia a ser sede del mundial 2014; Alvarito, igual que el niño del colegio aquel, reaccionó con furia: ‘Primero debería preocuparse por limpiar a la FIFA de tantas mafias’.

Me pregunto: ¿Si la FIFA está llena de mafias, para qué carajos queremos ser sede del mundial? ¿No sería mejor enviar a representantes de nuestras mafias a pelear esa sede? o mejor aún, ¿No podriamos organizar un mundial con nuestras propias mafias?

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