LOS ORÍGENES DE UNA NACIÓN.

Por Manuel Pineda

Hay que tener claro que el 20 de julio no se celebramos la independencia de Colombia, se conmemora el Grito de Independencia y el comienzo de un muy representativo periodo de nuestra historia al que académica e irónicamente se ha llamado “La Patria Boba”.

No se trató del primer intento de lograr la independencia, ni tampoco del único grito de independencia de la época, pero en nuestro país se le ha considerado el más importante pues ocurrió en la capital del Virreinato de la Nueva Granada, la ciudad de Santa Fe (Bogotá). Sin necesidad de batallas ni combates sangrientos, el pueblo se sublevó y después de una crisis de 6 días logró el objetivo principal: La conformación de una Junta de Gobierno compuesta por criollos que reemplazó la figura del virreinato y destituyó, primero con prisión y luego con destierro al virrey Amar y Borbón (incomprensiblemente un destierro más digno que el de Simón Bolívar, tal vez porque contó con enemigos más leales).

La invasión de España por parte de Napoleón, la destitución del rey Fernando VII como monarca de las colonias hispánicas y la implementación de una nueva forma de gobierno en la que dichas colonias no contaron con la participación esperada, fueron los factores externos que motivaron a los líderes de las revoluciones independentistas, quienes en su mayoría eran miembros de la oligarquía criolla, y se encontraban notablemente inspirados por la revolución francesa y la ilustración.

En este periodo de primera gestación de nuestra república, se pueden identificar algunos elementos que hoy en día, casi 200 años después, parecieran mostrar que la gestación no ha terminado.

El primer punto sobre el que hubo discrepancia entre los patriotas fue sobre si se debía mantener fidelidad al rey o declarar la independencia absoluta. Los defensores de la primera idea eran en su mayoría “españoles no peninsulares” quienes consideraban que los abusos no provenían del rey sino de los virreyes y que el modelo de gobierno implantado por los franceses resultaba todavía más excluyente. Si bien la idea que a la postre triunfó fue la de la independencia absoluta (en buena medida gracias a la cruel “pacificación” de Morillo), nuestra historia difícilmente ha sido independiente ya que países poderosos como Francia, Inglaterra, Estados Unidos y hasta la misma España, han sido y son influencias indiscutibles en la vida política y económica de nuestro país.

Una vez establecida la junta en Santa Fe, se convocó a las demás provincias del antiguo virreinato a un congreso regional en el que se redactaría la nueva constitución del estado independiente. Algunas provincias se negaron a asistir pues no aceptaban la condición de Santa Fe como capital y entre los asistentes no se llegó a un acuerdo entre si el nuevo estado debía ser confederado o centralista. Vino entonces un periodo de enfrentamientos armados entre centralistas y federalistas que se apaciguaban temporalmente pero que no lograron estabilizarse antes de la reconquista española. Esa falta de capacidad para llegar a un acuerdo sobre la manera de estructurar la nación, no fue una característica solamente de La Patria Boba, diferencias similares fueron la causa de incesantes guerras civiles durante el resto del siglo XIX. Desde entonces a lo largo de nuestra historia (y no solo en los últimos 40 años), la salida violenta ha sido el común denominador para la resolución de discrepancias políticas, económicas, sociales y hasta deportivas.

Mientras los neogranadinos permanecían enfrascados en las discusiones y disputas sobre la mejor manera de organizar la nación, el rey Fernando VII recobró el trono en 1814 y sin perder tiempo emprendió la campaña de reconquista comandada por Pablo Morillo “El Pacificador”. Fue este militar español quien introdujo en nuestro inconsciente colectivo, la triste idea de que exterminio y pacificación son sinónimos, en poco tiempo la pacificación se convirtió en “El Régimen del Terror”

Morillo comandó tal vez la tropa más grande que ha atravesado el Atlántico con el firme propósito de recuperar para el Rey los territorios americanos. El primer ataque aconteció en Cartagena, ciudad que sitió por más de 100 días, hasta lograr la rendición por física hambre de sus habitantes y ocasionando más de 600 muertes en menos de 4 meses.

Al llegar a Santa Fe fue recibido con la ciudad engalanada, arcos del triunfo y banderas de España. Lisonjería vergonzosa que el sátrapa habría de “premiar” prontamente, condenando a muerte a cualquiera que hubiera colaborado con la revolución, expropiando sus pertenencias y condenando al destierro a sus familias. Algunas de las víctimas del Régimen del Terror fueron:
- Camilo Torres Tenorio, “El verbo de la revolución”. Capturado en El Espinal (Tolima) cuando intentaba huir de la furia pacificadora de Morillo. Fusilado en la cara, su cuerpo fue desmembrado, sus extremidades y su cabeza exhibidas en diferentes puntos de la ciudad.
- Joaquín Camacho, miembro del triunvirato de gobierno entre 1814 y 1815. Al momento de su sacrificio tenía 50 años y estaba ciego y paralítico, razón por la cual fue llevado en silla de ruedas al sitio de su fusilamiento.
- Antonio Villavicencio. Condenado a fusilamiento por la espalda, previa degradación de sus títulos y arreos militares.
- Francisco José de Caldas, “el sabio”. De quien, al momento de dictar sentencia, Morillo diría: España no necesita de sabios.
- José María Carbonell. Ahorcado en la Huerta de Jaime (actual plaza de los mártires) quien con una muestra de gallardía y valor se dirigió a su verdugo antes de morir: Yo te perdono de corazón, que tú no tienes la culpa.
- José Gregorio Gutiérrez, Jorge Tadeo Lozano, Antonia Santos y Policarpa Salavarrieta. Fusilados.
- Antonio Nariño y José Acevedo y Gómez, desterrados y muertos en el exilio.

La historia cuenta que la brutal masacre en lugar de amedrentar a los neogranadinos, fue una motivación para los sobrevivientes y factor clave para convencer a los dudosos. La causa patriota se declaró victoriosa el 7 de Agosto de 1819. Tal vez desde esa época viene la sorprendente habilidad de los colombianos para sobreponernos a las dificultades.

Lo que la historia no cuenta pero sí evidencia es que la violencia nos ha acompañado desde entonces; incontables guerras civiles en el siglo XIX, hegemonías dictatoriales e intolerantes de los partidos conservador y liberal; bandoleros conocidos como “pájaros” que hicieron famosos los términos “corte de franela” y “la corbata” en sus masacres con machete; miles de asesinatos de líderes sociales, periodistas y políticos de todos los partidos; narcotraficantes con ejércitos privados, capaces de instalar bombas homicidas en bicicletas, burros, carros, casas y hasta en un avión; guerrilleros que con la falsa excusa de la lucha popular cometen los más crueles actos de barbarie como secuestros, reclutamiento y abuso de menores; grupos paramilitares que bajo la excusa de la “autodefensa” han sido autores de monstruosas masacres que aterrarían hasta al mismísimo Morillo; miembros de la clase dirigente y de las fuerzas militares cómplices y ejecutores de actos de barbarie y tortura; fanáticos de equipos de fútbol que asesinan sin compasión a los hinchas de equipos rivales. Evidencias absolutas de que la lección dictada por Morillo sobre la sinonimia entre pacificación y muerte se aprendió muy bien.
***
Es más fácil hablar de las cosas buenas y el porvenir y hacerse los ciegos frente a las realidades menos amables y frente a las etapas vergonzosas de nuestra historia; es más fácil cambiar el significado de la fiesta cívica del 20 de julio con un concierto que hacer que todos entendamos que somos el resultado de un proceso histórico que está ahí y que si bien no podemos cambiar si debemos ser capaces de evitar que se siga repitiendo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

REINICIO

LOS ZAPATOS COLGADOS DEL CABLE

EL DIA QUE CONOCÍ A LA BISNIETA DE GUILLERMO VALENCIA EN UN AVIÓN