COLOMBIA ES PASIÓN

Por Manuel

Según el diccionario de la real academia y excluyendo las relativas a los últimos días de Jesucristo, la palabra “pasión” tiene 6 definiciones diferentes.

Acción de padecer. Colombia es un país que, distinto a lo que se dice en todas partes, no lleva 40 años de conflicto armado, estamos cercanos a cumplir 200 años de enfrentamientos absurdos. Todo empezó con la tristemente llamada “patria boba” periodo al que siguieron los años de lucha en búsqueda de nuestra independencia de la corona española, la que una vez conseguida nos permitió sumergirnos en un mar de infinitas y efímeras guerras civiles, que concluyó magistralmente con la famosa guerra de los mil días en la que no solo combatían menores de edad sino también gracias a la cual fue mutilado nuestro brazo izquierdo, una de las insignias de nuestro escudo: el istmo de panamá. Tuvimos a lo largo del siglo XX una envidiable variedad de grupos armados al margen de la ley pájaros, chulavitas las mal llamadas autodefensas y, por supuesto, guerrillas de todas las especies. Bautizamos formas atroces de asesinar compatriotas con nombres coloquiales como “corte de franela” y “la corbata”; ostentamos deshonrosos lugares destacados en crímenes atroces como el secuestro, la ‘siembra’ de minas antipersonales y la práctica de masacres brutales. Habitamos un país donde las motosierras han sido usadas para exterminios indolentes que ahora son delitos menores según una ley de perdón y olvido; cualquier medio de transporte, desde burros y bicicletas hasta buses e incluso un avión han servido para hacer explotar bombas infernales. Son tantas las formas que hemos descubierto para autodestruirnos que si entendemos Pasión como esa acción de padecer, definitivamente Colombia es Pasión.


Lo contrario a la acción / Estado pasivo del sujeto. Los que nos consideramos plenamente colombianos, sentimos que en nuestra esencia podrán haber muchas cosas, menos pasividad. Nuestra vida esta plagada de acción y emoción. En todo nos destacamos, para bien o para mal, pero siempre por exceso más que por defecto; nos reconocen en el mundo como trabajadores abnegados, estudiantes aplicados, vendedores con talento innato y hasta buenos líderes; pero también, y gracias a ese deseo de destacarnos también tenemos al guerrillero más antiguo del mundo, tuvimos a uno de los narcotraficantes más reconocidos de la historia y estamos infestados de políticos que muestran una dedicación enfermiza por la corrupción. Tal vez en lo único que nos vemos pasivos y “contrarios a la acción” es en nuestra indolencia ante la muerte y el sufrimiento, pero en el fondo no es culpa nuestra, es que nuestra historia nos ha formado así. Resumiendo, si pasión es lo contrario a la acción o un estado pasivo del sujeto, definitivamente Colombia no es pasión.


Perturbación o afecto desordenado del ánimo. Un país donde la celebración por la clasificación a un mundial trae como consecuencia la muerte de algunos compatriotas, es un país donde reina el “afecto desordenado del ánimo”. Un país donde uno de los peores asesinos en serie de la historia es capaz de hablar por televisión con una tranquilidad aterradora y puede llegar a pagar una condena ridícula de 7 años por más de 150 crímenes de niños, definitivamente es porque algún desorden emocional existe. Un país donde a pesar de cualquier dificultad siempre encontramos motivos para sonreír y a pesar de tantos años de sufrimiento y de niveles tan desgarradores de injusticia, un alto porcentaje de habitantes, incluso aquellos que más sufren, se considera feliz; es definitivamente un país de seres en los que reina la perturbación y el afecto desordenado del ánimo y entonces, sin lugar a dudas, Colombia es pasión.

Inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona. Yo no soy uribista y espero que mis amigos que sí lo son, hayan mejorado sus niveles de tolerancia y no se vayan a sentir agredidos. Considero que una de los mejores ejemplos de esa “inclinación o preferencia muy viva por otra persona” se muestra muy bien en esa reverencia y admiración ridícula por un presidente que si bien ha tenido aciertos importantes, también ha cometido errores garrafales, muchas veces movido por la emoción y no por la razón que es virtud fundamental para alguien que guía los destinos de un país (ha hecho innumerables nombramientos de funcionarios corruptos, ineptos o simplemente inadecuados para sus cargos, para poner solo un ejemplo); un presidente que jura respetar la constitución y tan pronto se sintió cómodo en el poder no mostró ningún reparo en modificarla y alterarla a su antojo para ser reelegido. O que me dicen de esa admiración subjetiva por artistas y deportistas por el simple hecho de ser colombianos; tengamos en cuenta que García Márquez es un genio de la literatura, pero su maravilloso talento nunca fue alimentado por nuestro ineficiente sistema educativo, escribió muchas obras en el exilio y su obra cumbre vio la luz en México, país donde felizmente habita hace más de 40 años. Shakira y Juanes hacían mejor música antes de ser famosos y en ese entonces no recibían ningún reconocimiento importante ni de la nación ni de sus compatriotas; Pambelé era un tipo muy humilde y de buen corazón a quien esa “idolatrización” ridícula lo empujó hacia la destrucción. Pero no todo en este punto puede ser malo, porque si hay alguien que puede ejemplificar sin conjeturas esta definición de pasión es un colombiano enamorado y por eso también en este punto podemos decir que Colombia es pasión.

Apetito o afición vehemente a algo. Ya que se menciona apetito, aprovecho para destacar la gastronomía colombiana que, si bien puede resultar un insulto a las normas actuales de nutrición y dietética, se precia de su infinita variedad e inconfundible sazón. Cualquiera que sea colombiano o que haya vivido más de un año en Colombia podrá enumerar con facilidad más de 10 platos deliciosos, porque cuando de apetito se trata, Colombia es pasión. Y que decir de nuestras esas aficiones a las que nos entregamos de tal manera que somos capaces incluso de arriesgar nuestra vida. Nos aficionamos por la libertad y entonces decidimos mandar a la corona española al carajo(Resulta especial y tristemente paradójico que sea a España el país al que ahora felices le vendemos nuestras empresas de servicios públicos, nuestros bancos y quien sabe qué mas le vendamos en el futuro, ya no nos convencen con espejitos sino con Euros); nuestra afición por las ideologías conservadora y liberal nos condujo a la triste época de la violencia bipartidista; nuestra enfermiza afición por el dinero fácil, caldo de cultivo para el narcotráfico y el crimen organizado; y ni hablar de nuestra afición por un equipo de fútbol que a tantos les ha costado la vida. En apetito y afición vehemente también Colombia es pasión.
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Es indiscutible que la campaña publicitaria que muestra nuestro país como la marca “Colombia es Pasión”, no contempla el análisis que mi mente enfermiza, en sus ratos de ocio, ha plasmado en este escrito. Dicha campaña pretende magnificar las cosas buenas y maravillosas de nuestro país para atraer el turismo y la inversión extranjera. Eso no me parece malo porque definitivamente Colombia, a pesar de todos sus problemas es un país extraordinario y sorprendente. Pero no nos vendría nada mal que así como nos enorgullecemos de nuestra variadísima biodiversidad (vegetal, animal y humana), del encanto de nuestros paisajes, de la pujanza de nuestro pueblo y de la belleza de nuestras mujeres; seamos conscientes también de los problemas que aquejan a nuestro país. Que una campaña para “vender” mejor al país en el exterior no nos vaya a cerrar los ojos y nos haga olvidar de las cosas malas de Colombia porque aunque falta mucho por hacer definitivamente vale la pena hacerlo.

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