LA MADRE NATURALEZA
Por Alejo Quintero El depredador conoce la jungla, es su ambiente natural. Hace un rápido reconocimiento visual del área, agudiza la vista y el olfato, y a la distancia identifica su presa. Es justo lo que necesita para satisfacer su necesidad. Se desplaza con cautela, la jungla está plagada de depredadores y presas, pero nada distrae su atención. Su objetivo es claro, cada movimiento hace parte del juego preciso para alcanzar su cometido. La presa mientras tanto, continúa su trasegar inocente. A veces me pregunto ¿Qué tan inocente? ¿Y si la presa de antemano conociera su condición y conscientemente hiciera parte de este juego? No importa, con la madre naturaleza todo puede pasar, yo por ahora sigo optando por creer en la inocencia absoluta de la víctima. El depredador sigue avanzando con precaución mientras la presa permanece la mayor parte del tiempo inmóvil y sus escasos movimientos tan solo incitan más el apetito del depredador. El depredador recorre el área de su presa formando su...