EFECTO COLATERAL
No era fácil entrar en ese lugar tan misterioso. Era tanta la inquietud que me generaba que incluso una noche soñé que ingresaba y, con sorpresa, descubrí un lugar místico y lleno de paz, un sueño encantador del que no hubiera despertado a no ser por esa maldita mesero con voz de castor. Me desperté riéndome. Llegó un viernes cualquiera en el que por fin pude ingresar al sitio. La puerta se confundía con la fachada hecha por completo en láminas metálicas de formas góticas. Para ingresar tuve que pararme en un círculo rojo que cada día aparecía en un lugar diferente frente a la fachada, allí esperé hasta que una luz me alumbró desde arriba y la puerta se abrió. Algunos aseguraban que la puerta siempre estaba en la misma parte, a mi me dio otra sensación. Al cruzar la puerta llegué a una zona aislada donde fui sometido a una requisa minuciosa y pagué por el ingreso al lugar. Al lado mío había un tipo que se había arrepentido de entrar, lo estaban retirando por otra puerta y según cuent...